lunes, 30 de julio de 2018

El triunfo de etapa de Nairo salvó al Movistar de un Tour gris







Eusebio Unzue lamentó en varios momentos que el colombiano no había alcanzado el rendimiento que esperaban en los Alpes tras el buen papel que hizo en su última carrera de preparación, la Vuelta a Suiza.


El final del Tour 2018 dejó una nota de aprobado justo para el único equipo español del 'World Tour', el Movistar. El triunfo en solitario del colombiano Nairo Quintana en la histórica etapa de 65 kilómetros entre Bagneres de Luchon y el Col de Portet en Saint Lary Soulan, ha sido el que ha permitido a la veterana formación elevar su nota media para superar la barrera del suspenso.
A la salida de la Isla de Noirmoutier, el pasado 7 de julio, la formación que dirige Eusebio Unzue llegó con una opción única y casi innegociable. "Venimos a ganar", dijo. Esa ambición suponía intentar romper su periodo más largo en sus 39 años de historia en el pelotón internacional sin ganar la carrera francesa.


Lo hicieron en 1988 con Pedro Delgado, al que siguió el lustro prodigioso de Miguel Indurain entre 1991 y 1995 ininterrumpidamente, para finalizar sus siete Tours victoriosos hasta el momento con Óscar Pereiro en 2006. Pereiro ni siquiera se vistió de amarillo en los Campos Elíseos como hizo este domingo el galés Geraint Thomas (Sky), ya que se proclamó vencedor después tras confirmarse el resultado adverso en un control antidopaje del estadounidense Floyd Landis.
Desde aquel 2006, en este periodo yermo de triunfos, el Movistar los ha rozado en dos ocasiones con el ciclista de Boyacá en 2013 y 2015, los dos años en los que empezó el dominio del británico de origen keniano Chris Froome (Sky), quien en 2018 no ha podido sumar su quinto triunfo para unirse a los cuatro únicos ciclistas que suman cinco victorias: los franceses Jacques Anquetil y Bernard Hinault, el belga Eddy Merckx y Miguel Indurain.
Ese firme propósito de hacerse de nuevo con el maillot amarillo lo reivindicaba al Movistar con la presencia en su ocho inicial de tres teóricos líderes: Mikel Landa, Nairo Quintana y Alejandro Valverde. "Ojalá tenga que decidir al final de la carrera cual de los tres tiene que ser el vencedor", destacó Unzue.
El desarrollo de los acontecimientos en las veintiuna etapas han impedido al director del equipo tener que verse en esa complicada tesitura. Tres semanas y media después de defender en Cholet sus aspiraciones ganadoras, Unzue presentó el balance de su formación tras la contrarreloj de Espelette y aseguró: "No nos han salido bien las cosas desde el inicio".
Los primeros nueve días de carrera, con final en la mítica Roubaix tras superar 21,7 kilómetros de pavés, eran el punto de inflexión al que querían llegar para evaluar sus posibilidades, y para ellos allí comenzó su principio del fin. El mal desenlace de sus aspiraciones no fue en los principales escenarios que preveían inicialmente, sino en los secundarios. Quintana perdió inesperadamente a falta de 4 kilómetros para el final de la primera etapa 1:15 con los mejores por un inoportuno pinchazo que terminó pesándole psicológicamente en los Alpes.
Su recuperación en el Col du Portet lo convirtió en victoria, pero al día siguiente una fuerte caída previa a la etapa más vibrante de los Pirineos, la Lourdes-Laruns, terminó por sacarle de la carrera. Ha acabado en el "top ten", un resultado demasiado pobre para un hombre que luce en su palmarés un Giro de Italia, una Vuelta a España y otros cuatro podios en grandes vueltas.
Unzue se lamentó en varios momentos de que uno de sus mejores hombres no había alcanzado el rendimiento que esperaban en los Alpes tras el buen papel que hizo en su última carrera de preparación, la Vuelta a Suiza. Por su parte, Landa, como el resto de sus compañeros, superó bien la compleja etapa del pavés, pero un exceso de confianza y un bache sorpresivo le mandaron al suelo. Del fuerte golpe le costó demasiado tiempo recuperarse como reeditar o mejorar la cuarta posición que conquistó como lugarteniente de Chris Froome en 2017.
"Los Alpes los pasó al 80 por ciento", dijo Unzue, con lo que el ataque en la subida al mítico Tourmalet, a 100 kilómetros de la llegada en Laruns, fue su prestación más destacada. Del Tour asegura irse "contento", pero cabía esperar mucho más. Habrá que esperar para ver hasta dónde puede llegar sin sufrir esos contratiempos.
Valverde intentó sumar su quinta etapa del Tour en la primera semana en Quimper y en el Muro de Bretagne, pero se encontró a rivales con un punto más que él. A partir de ahí, fue el comodín del equipo en ataques lejanos para intentar hacer daño al Sky, algo que no lograron, pero fue uno de los pilares en los que se sustentó la victoria de etapa de su compañero Quintana.
El experimento de tres líderes no ha debido de resultar fallido en el balance de los directores de la formación telefónica porque ya han confirmado que el próximo 26 de agosto el trío volverá a defender sus intereses en Málaga en la salida de la 73 edición de la Vuelta a España, la única matización será que Valverde será un apoyo y tratará de llegar en condiciones al Mundial para intentar hacerse con su soñado maillot arcoíris.


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